Esta segunda
fase de la revolución productiva se produjo más o menos entre los años 1850 y
1914, a esta segunda fase también la conocemos hoy en día como segunda revolución
industrial la cual trajo cambios muy significativos, hasta el punto de que hoy
seguimos inmersos en sus consecuencias tanto favorables como no tan favorables.
Una de sus
tantas innovaciones que podemos hablar de la revolución industrial son metales y
las nuevas aleaciones que se dieron en el campo industrial
Entre los metales
nuevos tenemos al Acero aunque Ya se conocía antes de esta fecha pero su
fabricación era muy cara. La producción rentable (proceso Bessemer) de un
hierro más resistente revolucionó el mundo. Locomotoras, barcos, puentes,
máquinas… el acero las hacía más duraderas y fuertes. Cuando en 1871 la ciudad
de Chicago quedó arrasada por un incendio, los avances en el uso del acero
permitieron la invención del rascacielos.
También podemos
hablar del Zinc como un elemento químico que, mediante el galvanizado impide la
oxidación del hierro y el acero. Su primer uso masivo fue la protección de las
chapas de hierro para tejados y vallas de hierro, que hasta entonces se
corroían rápidamente.
Otro producto metálico
fue Aluminio: Hasta la Segunda Revolución Industrial este metal resultaba
ligero pero demasiado blando. Cuando se descubrió la aleación que lo endurecía
empezó a ser empleado, entre otras cosas, en la incipiente industria
aeronaútica de Von Zeppelin.
Una propiedad del
Níquel es que al mezclarlo con el acero
este se vuelve inoxidable, y al mezclarlo con el cobre se obtiene alpaca. Este
metal fue empezó a ser utilizado masivamente para acuñar monedas pero su
principal virtud radicaba en su resistencia a la corrosión por agua de mar, por
lo que a su manera, revolucionó el mundo de los utensilios marinos y las
máquinas de condensación y destilado de agua salada.
El cromo se
empezó a utilizar para proteger o fortalecer metales (acero, aluminio), cuero y
madera. Con el aumenta el octanaje de la gasolina y sirve para fabricar baterías,
tintes industriales, latas ligeras y monedas
La producción
del cobre también se perfeccionó y este elemento se convirtió en esencial en el
desarrollo de la electricidad y los motores eléctricos.
Se encontró un
sustituto artificial para todos los tintes naturales existentes, lo que abarató
considerablemente la tintura industrial de todo tipo de objetos de consumo.
Se inventan la
nitrocelulosa y la nitroglicerina que estallan por percusión y no por ignición
como la pólvora, que era lo único que se conocía como explosivo hasta entonces.
Se empezaron a
fabricar masivamente abonos químicos y fertilizantes sintéticos: nitrato sódico
(a partir de nitratos minerales naturales), superfosfatos o la síntesis química
del abono de potasio.
Se extendió el
uso de cemento tipo Portland que había sido inventado en 1824. Este cemento
consiste en una combinación de minerales que mezclada con áridos, agua y fibras
de acero da lugar a una masa que conocemos como hormigón.
En la década de los
50 se empezó a experimentar con el destilado de petróleo. Al principio se
utilizó para iluminación, tanto casera como urbana, pero el desarrollo del motor
de explosión impulsó de forma definitiva su desarrollo.